
Ocasión: imposición de la medalla de oro de la universidad a los que han prestado servicios treinta y cinco años o más, entre ellos, mi padre.
Se dice pronto. Treinta y ocho años impartiendo docencia e investigando, todos ellos con catedrático. Y el hombre ¡está hecho un chaval!
Lo mejor de la ceremonia: el coro. El momento más emotivo: canto del himno universitario. Algunas tímidas voces se unieron al coro. Como siempre que un grupo de gente realiza una acción a la vez, me emocioné. Tal sólo los de más edad cantaron. Claro, el himno es en latín... yo pasé cinco años por esta institución y no me lo sé. Vamos, que nunca lo había oído hasta hace un par de años.


Reportaje muy conseguido. Gracias C.
ResponderEliminarEnhorabuena al padre; y a la hija, que es tan lista como él.
ResponderEliminar¡Gaudeamus igitur...!
Bss
Estimado Tordón, ¡ya quisiera ser yo tan lista como mi padre! ¡Una eminencia en su campo!
ResponderEliminarBesos
Felicita a tu padre porque esto no pasa todos los días ni les pasa a todos eh?. Muy merecido después de tantos años de dedicación. Se le ve radiante y a tu madre también y los dos guapísimos con unos modelitos preciosos.
ResponderEliminarUn besazo para ellos y por supuesto para la hija que nos permite compartir sus acontecimientos familiares y su vida en general.
E.
Querida E., eso está hecho.
ResponderEliminarBesos
Gracias, querida M.E. por tu interés y por tus comentarios. T siempre tan encantadora.
ResponderEliminarBesos