Pleno al quince

Visto lo visto debería haber vigilado a mis enanos más de cerca. Sobre todo después de haber visto en directo donde les gusta a los cerdos meter el hocico:
Queda claro por qué la gripe porcina afecta más a los niños (aunque para ser sincera no han caído los tres, la enana parecía que tenía anginas, pero no, es gripe. No me puedo quejar, hacía años que no se ponían malos, pero es que todos a la vez! esto parece un hopital!)

En otro orden de cosas, la tentación ha vuelto a tocar a mi puerta y... le he vuelto a abrir. A pesar de haberme jurado a mí misma, como si de Scarlett O'Hara se tratara, no volver a estudiar para unas oposiciones, no he podido resistirme. Un último intento. Lo prometo.

Ayer anuncié a mi familia: enanos, mejor mitad e incluso tortuga, la mala noticia. Descontento generalizado, suspiros de desaliento.

Tengo aquí ante mis cansados ojos el primer tema. ¡Cachis en los moros! Ante mis ojos también ocho meses de encierro, mal humor, aburrimiento, desesperación, negligencia a la familia, constitución como libro de cabecera... La verdad, hace unos años (no voy a concretar cuántos) no imaginaba yo llegar a estas alturas teniendo que estudiar y, lo que es peor, examinándome. ¡Oiga, que soy licenciada y hablo cinco idiomas con fluidez! Vueltas que da la vida... Lo que me saca de quicio, día a día, es estudiar al detalle las leyes que rigen este nuestro sufrido país para percatarme aún más de cómo nuestros chupópteros políticos se las saltan sin ningún pudor. Ya no queda vergüenza torera.

Bueno, después de esta llorada me siento mejor.

Voy a estudiar pues.

*La primera foto no es mía. Está más o menos por todas partes en la red, no he podido localizar su autor, pero de todas maneras, lo felicito por la foto.