Viejos y nuevos amigos

Es noviembre. Llueve. Está oscuro. Hace frío. Mi tono de piel moreno - saludable ha desaparecido definitivamente. El otro día en el trabajo una compañera, mirándome lastimeramente, me preguntó:

Ella - Conguito, ¿qué te pasa? ¿Etás malina?

Yo - Tengo mala cara, ¿eh? No, es el invierno, que no me sienta bien.

Llegó el momento de sacar de nuevo a mis viejos amigos don colorete, doña brocha y la señora crema hidratante con color. En palabras de mi abuela: "a la madre naturaleza hay que ayudarla (a partir de una cierta edad, se entiende).

El viernes se presentó en casa una desconocida que está en boca de todos: la gripe porcina. Sí, porcina o puerca que no me gusta a mí eso de lo políticamente correcto, más bien me carga. Bastante. A lo que voy. La señora doña gripe se ha cobrado una víctima entre nosotros:
El enano nº2 está mustio, apagado, sin energía. Ni si quiera hambre tiene el pobre. ¡Ay! ¡Qué penita me da!

Mi mejor mitad está convencido que el siguiente en acoger a doña puerca será él. Se admiten apuestas ¿Qué miembro familiar será el próximo? ¿Será uno sólo o caerán- caeremos simultáneamente unos cuantos? Sólo nos queda esperar pacíficamente. Si no doy señales de vida en una semana, es que caí yo.