martes, 2 de noviembre de 2010

Encuentros fortuitos en la tercera calle

38 comentarios
Imprime esta entrada Volvía esta tarde de resolver unos asuntillos pendientes por la ciudad, después de haber visto estas enormes y decorativas botellas, cuando me topé con una antigua conocida. Mejor dicho amiga. "S". Casi no nos reconocimos. Un apenas imperceptible fruncimiento de la ceja izquierda la delató. Cuando la información llegó hasta mi cerebro, ya estaba a cinco metros de distancia. Debo añadir que sin ganas de voverme para deshacer el entuerto. Ni siquiera me viré para saludarla.

S. y yo fuimos amigas, o algo parecido, durante mis años universitarios. Cuatro años de aventuras compartidas. Risas en clase, apuntes, exámenes, sábados trasnochados... De todo ello tan sólo ha quedado un poso amargo. No me hubiera incomodado seguir otros ocho años sin cruzármela. Es extraño porque no nos peleamos S. y yo, sino A. y ella. Otra amiga-conocida-desconocida, de la cual no sé nada, ni quiero saberlo. ¿Por qué? No sé. No me apetece escarbar las razones.
Este episodio me llevó a reflexionar durante mi hora de tortura en el gimnasio si es posible hacer verdaderas amistades en edad adulta. Comienzo a dudarlo. Al menos a mí no se me da muy bien.

Como decía, volví al gimnasio. El pasado mes de octubre me llevé el premio a la inconstancia. El destino a veces nos juega malas pasadas. Me explico. Nuestra monitora de step está enferma por lo tanto después de sufrir la media hora previa de abdominales bestiales, tuvimos una hora de body pump (barra con pesos, mancuernas, repeticiones y más repeticiones). Mañana tendré tales agujetas que no podré levantar ni siquiera la seda dental, por eso escribo ahora.
Por último, os presento las flores de la planta del dinero. Vive en mi lugar de trabajo. Bonitas, ¿no? Me pregunto yo ¿es esto una premonición de suerte de cara al gordo (navideño)? ¿Habrá que contar las hojas para averiguar el número ganador? ¿Qué creéis que esto quiere decir? ¿Quiere decir algo?

38 comentarios:

LaCuarent says:
martes, 02 noviembre, 2010

Yo me he preguntado lo mismo millones de veces y es que también me cuesta hacer amigos no se muy bien si es que me he llevado mucho chasco o es que soy una bordeantiàticainsociable que todo puede ser
Un beso

Una pulga más says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Siempre reconforta saber que una no es la única ET del planeta. Esa barrera que pongo a una cierta distancia no es más que el producto de muchas decepciones, zancadillas y resultado de amistades kleenex (te utilizan y luego te tiran, para sacar un nuevo pañuelo de la cajita).
A veces reflexiono el por qué de ciertas actitudes de "amigas" y se me bloquea la cabeza. Mucho pecado capital anda suelto.
Bssines

Daeddalus says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Me ha gustado lo que cuentas porque a mí me sucede un poco lo mismo. Me produce demasiada pereza mirar atrás y me produce más pereza aún mantener ciertos lazos de "amistad" con mujeres con las que a día de hoy no me une nada aunque en el pasado compartiéramos mucho. Y tampoco me apetece encontrar razones. A lo mejor es que es cierto que a partir de cierta edad forjar amistades es complicado, o más bien, y eso lo tengo asumido, que yo sea una borde antisocial y antipática.

MAMUMA says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Es natural, en el camino se quedan muchos amigos de épocas anteriores,a los que muchas veces, ni volvemos a ver.

Ana María Hernáez says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Creo que según vamos madurando y luego envejeciendo es muy dificil hacer y mantener amistades.

Es asunto tan dificultoso como el amor, aunque menos complicado y menos doloroso cuando acaba.

El simil del kleenex que nos aporta Pulga es muy bueno.

Yo siento que las amistades de la infancia tiene otra categoria. Aunque pases años sin verlas y tratarlas, son como la propia infancia, muy de ese "pais" muy de uno.

Besos

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Cuaren, a mí siempre me ha costado hacer amigos y mantenerlos también. Será que me cuesta abrirme, que no me puedo imaginar que mis bobadas interesen a nadie. Por eso me gusta desahogarme aquí, con esta máscara puesta.
Ahora bien, tengo que reconocer que me consuela bastante ver que no estoy sola, si no te importa que me meta en tu barco...
Besos

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Sí, Pulguilla, comienzo a pensar que esto es más común de lo que pensaba.

A los que no se nos da bien fingir lo que no hay, es lo que nos pasa, supongo.

¿Qué tal ese tobillo?

Besos

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

La verdad es que esta vez me sorprendí a mí misma, Dae. Sólo me di cuenta de que no me interesaba en absoluto S horas después, en el gimnasio y es que tengo que reconocer que soy bastante curiosa. Soy de esas que en cinco minutos ha abierto todos los cajones y puertas que tengo a mi alcance...

Empiezo a pensar que no somos antisociales, simplemente no fingimos.

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Ahí le duele, MAMUMA, no es que no los volvamos a ver, es que no los QUIERO volver a ver. Me resulta muy incómodo: los saludo o no? sonrío o no? y cuando ya lo he decidido... es demasiado tarde.

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Supongo Impasse, que cuando se sale de la adolescencia se pierde la inocencia. Ese perdonar todo, desaparece.

En realidad, el único que es mi amigo del alma es Ironman, y eso le conocí ya de mayor... Siempre es un consuelo.

Estoy de acuerdo con el símil del kleenex y con la categoría de las amistades de la infancia. Debe ser eso, esa categoría ya no se encuentra en edad adulta.

Besos

Anónimo says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

... o sea "ironamigo" :o)

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

"Irontodo", Anónimo ;)

Mery Jane says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

La verdad es que a mí me ha pasado un poco lo mismo también, pero sobre todo con mi pandilla del instituto. Y parece que es más común de lo que nosotros mismos pensamos no? En la Universidad, en cambio, hice muy buenas amigas. Seguimos quedando a menudo para tomar cafés, pero supongo que lo mío es diferente, son todas enfermeras así que es más fácil trabajar juntas o verse en el hospital para mantener la relación.

De todas formas, esto de la amistad es muy complejo, es fácil ser engañada y utilizada, como muy bien dice pulga; a veces es muy difícil distinguir, la verdad, pero lo que sí esta claro es que la amistad de verdad sobrevive a cualquier cosa, y eso sólo se sabe con el tiempo, por desgracia.

Yo creo que no es que os cueste hacer amigos, como pensáis, sino que a la gente le cuesta soportar los defectos de los demás y no quiere complicarse explorando el fondo de cada persona. A mí no me cuesta en absoluto conocer gente, me considero extrovertida, pero eso no quiere decir que haga amigos con facilidad, es diferente conocer gente a tener amigos.

Yo creo que la amistad verdadera es un poco como el amor, cuando surje surje y hay que dejarla fluir, pero si no funciona, se acaba y la vida continúa.

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

MJ, a mí me sirve pensar que no se puede pedir a los demás que nos den lo que nosotros estamos dispuestos a dar. Así los disgustos son menores.

Supongo que estoy influenciada por las pelis, pero me gustaría tener ese alguien que supiera mi estado de ánimo con solo mirarme o escuchar mi voz. Quimeras.

Madrina E. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Yo sin embargo creo que sí que es posible hacer verdaderos amigos en la etapa adulta aunque no es tan fácil como en la infancia.
Pienso que a medida que las personas nos hacemos mayores y nos llenamos de obligaciones y responsabilidades nos volvemos más egoistas, independientes y perezosos. También nos volvemos más exigentes.
Por otra parte, inmersos en la rutina diaria, no nos apetece hacer el esfuerzo de conocer o preocuparnos por otros que de momento no conocemos.
A mí no me suele ocurrir porque en principio yo pienso que toda persona tiene algo que aportar y eso me atrae. También es cierto que me he llevado algún que otro chasco con gente pero hay que tener claro lo que dices Conguito: no puedes esperar de los demás lo que tú estás dispuesto a dar. Hay que asumirlo y punto.
Reconozco que cada uno habla desde su propia experiencia y yo puedo afirmar que tengo muy buenas amigas de la etapa adulta.
Ojalá que a los demás también os pase.
Besos.
E.

Mery Jane says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Muy buena idea Conguito, pero yo a veces no puedo evitarlo, siempre trato a los demás como me gustaría que me tratasen a mí o a los míos.

Me quedo con lo que dice E.:a medida que nos hacemos mayores nos hacemos más independientes y exigentes con los demás. Lo considero normal.

Luis says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Jooooo y ahora yo que pongo si ya lo habéis dicho todo vosotras?.... Bueno vale... pues que reserves una de esas coca colas gigantes para el dia de la cena... que ya sabes... si bebes, no conduzcas... Besis...

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Esto que dices Madrina E. no me extraña en absoluto viniendo de ti. Es que eres un caso extraño de bondad infinita sobre la faz de la tierra y claro, se nota y traspasa y es imposible no quererte.
Muak

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

A ver, MJ, no me he expresado bien. No es que no de lo que estoy dispuesta a dar, que desde mi punto de vista es mucho, sino que no espero que los demás me den en retorno lo que yo ofrezco. Me doy por satisfecha con lo que me ofrecen e incluso trato de apreciarlo. Al menos eso es la teoría, que una no es perfecta. En todo caso, es una forma de ponerse la venda antes de la herida.

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Ya se ve don Luis que en su caso no tiene problemas para hacer amistades ni para guardarlas, si es que además de encantador rezuma simpatía por todos los poros y encima tiene los ojos azules. Lástima que sea de Gijón...

Esta misma noche voy a ver si me hago con una megabotella para aportarla a la cena.

Besín

Ana H.H. says:
miércoles, 03 noviembre, 2010

Hola Luna!

Es gracioso que a la vez que nos gusta pensar que somos únicos, nos consuele ver que no estamos solos. Paradojas del homo sapiens.

En este caso fue la desagradable sorpresa de toparme con el pasado. Tal vez no me gustara yo del todo en esa época...

Besos

cia says:
jueves, 04 noviembre, 2010

En mi casa siempre se ha dicho:amigos de verdad en la vida,uno o ninguno...

Creo que los amigos de la infancia son mas "sinceros",en el sentido de que los elegimos sin pensar,nos juntamos en el cole por puro instinto.De mayores,en ocasiones,te juntas por las circunstancias...
De todas maneras,hace dos años,conocí una persona,que demuestra ser mi amiga cuando las que suponía como tales no están.Osea que no cierres las puertas por edades congui,y sino conóceme a mí,verás que soy un encanto,jajajaj.
Besis.Solitaria

Ana H.H. says:
jueves, 04 noviembre, 2010

Soli,
no digo yo que no se puedan encontrar amiguísimos en edad adulta, sino que a mí me resulta difícil. Yo tb. encontré una super-amiga ya de mayor pero era tan buena que ahora está en el cielo. Me dejó un pelín desamparada, la verdad. Luego las mudanzas no ayudaron. Si lo pienso sí tengo buenas amigas... pero no viven en la misma ciudad que yo y yo soy alérgica al teléfono.

Mis puertas están abiertas de par en par. Estoy esperando que llegues a la ciudad de nuevo. Manifiéstate cuando sea así.

Besos

Madrina E. says:
jueves, 04 noviembre, 2010

Muchas gracias Conguito pero no estoy de acuerdo. Tenías que verme enfadada...doy miedo, de verdad.
A mi también me resulta imposible no quererte así que estamos empatadas, je,je.
Hay que ver el juego que ha dado esta entrada en el blog, me encanta.
Otro muak para tí.
E.

Una pulga más says:
viernes, 05 noviembre, 2010

Buen debate, pero que difícil. Yo tengo muchas amistades, pero amigos, de esos que dice Congui con complicidad, con el que no tienes que medir ni palabras ni actos, estas relajada y compartes hasta los silencios, en plan película...El grandullón. Y no es porque no lo desee y no halla puesto empeño en ello.
Besines

Una pulga más says:
viernes, 05 noviembre, 2010

HAYA, HAYA, HAYA... QUE SE ME FUE LA TECLA

Ana H.H. says:
viernes, 05 noviembre, 2010

Bueno, Madrina, es que eres humana. Me refiero a que siempre ves lo positivo de la gente (aunque sean bruj@s) y a que siempre piensas bien de tod@s. Lo dicho, bondad infinita.

Muak de nuevo.

Ana H.H. says:
viernes, 05 noviembre, 2010

Tienes razón Pulguilla, todo reside en el grado de la amistad. De nuevo, lo que uno da y lo que recibe... es difícil encontrar el equilibrio.
Besines

P.D.- lo de la tecla no lo entiendo.

Mery Jane says:
viernes, 05 noviembre, 2010

Te comprendí perfectamente Conguito, lo que quería decir que por eso mismo que piensas debo aprender a medir mi empatía, pero es tan sumamente difícil...

Estoy de acuerdo con Cía en que no hay que cerrar puertas a nadie, a veces hay gente que, sin esperarlo, te tiende la mano cuando los que esperas que lo hagan no lo hacen.

Bridget says:
viernes, 05 noviembre, 2010

Wow, 30 comments, and here I go with your 31st. A new Conguito world record. You must have struck a chord with your post.

My theory is that as adults, we tend to look for similarities with other people -- common views on x, or shared hobbies, etc. -- and these aren't necessarily the things that make for enduring friendships. Maybe as adults, we aren't as likely to accept the differences that even siblings have, and we base our friendships on things that are more ephemeral to start with.

As kids, we're less demanding, so we try friendships with a wider range of people. Some of those relationships stick and go beyond "friends" to be more like sisters. We may not have much in common, but sisters don't have to -- there's a bond nonetheless. (My best friend and I have almost nothing in common, but after 33 years of friendship, she's my sister.)

Sometimes we adults do manage to focus on the right things, and then we get another enduring friendship... and sometimes an Ironman. :-)

Una pulga más says:
sábado, 06 noviembre, 2010

Congui el tobillo va un poco mejor.
Se me fue la tecla puesto que escribí haya del verbo haber como halla del verbo hallar.

Cuando digo se me "fue la tecla", es tanto como decir "se me fue la olla",o "se me fue la pinza" o quizás "me patinó la neurona". PERDÓN por el daño visual que HAYA podido causar semejante aberración contra la Real Academia.
Jose si esa señora (me refiero a la timidez) es la culpable de que te dirijas a "la pulga" enmendándome la plana, bienvenida sea.
Encantada de conocerte.

Ana H.H. says:
sábado, 06 noviembre, 2010

Mira tú por donde, MJ, yo no pienso ponerle puertas a mi empatía. Si los demás no la aprecian allá ellos, A mí los años me están sirviendo para aceptarme tal y como soy. No quiero cambiar, por nada ni por nadie.

¡Vaya declaración de intenciones que me ha salido!

Ana H.H. says:
sábado, 06 noviembre, 2010

Bridget, 30 comments... and counting.

You are very right, indeed. I agree completely.

I think friendship when we are children are based on chemistry. Let me know what your father has to say about my theory...

Ana H.H. says:
sábado, 06 noviembre, 2010

Lo mío con la timidez es como la corriente continua y la alterna, Jose, me va y me viene. Hay días que no me corto un pelo y otros me escondo detrás del primero que se me pone delante y me hago pequeñita, pequeñita.

¡Qué razón tienes! Lo difícil es conocer gente. Una vez acabadas las etapas de estudiantes es verdaderamente difícil conocer gente.

Estoy muy enfadada con las nuevas reglas de ortografía. Furiosa. Seguiré llamando a la y griega por su nombre, escribiendo Iraq y quorum con q y acentuando solo cuando es adverbio.

Ana H.H. says:
sábado, 06 noviembre, 2010

Ya ves, ni me había dado cuenta de lo de la techa, Pulguilla. Es que el jefe se ha ido de vacaciones y estoy sola en el curro. Por un lado genial, me gusta cada vez más estar sola, por otro lado más trabajo y menos atención a mi alrededor que puedo prestar.

Besos y para Jose tb que se me olvidó añadirlos en el comentario anterior.

Mery Jane says:
sábado, 06 noviembre, 2010

Puff! No me había percatado de mi falta de ortografía, Jose, gracias por apreciarlo, pero a veces me pasa como a pulga, se me va la tecla, al escribir mis dedos no dudan aunque mi cabeza sí.

Conguito, la empatía es algo que hay que saber controlar y medir bien, por lo menos un poco. Yo me he dado cuenta por mis pacientes, me involucro demasiado con ellos y eso no puede ser, sufro por ellos y a veces no me compensa. La mía es una profesión en la que es importantísima la comunicación y la empatía es importante en ella, pero con control. Al menos eso me dicen en todos los cursos que he hecho sobre habilidades personales y esas cosas. Lo mío no es cuestión de que no me acepte a mí misma, eso lo tengo superado ya, sino de mejorar, pulirme un poco para cometer menos errores en la vida, sobre todo con la gente.

No sabes la cantidad de errores que comentemos los profesionales de la salud relacionados con estas cosas, son los motivos de queja más frecuentes, lo dicen las estadísticas.

Mery Jane says:
sábado, 06 noviembre, 2010

Por cierto, me alegro de que te haya gustado mi relato ;).

Ana H.H. says:
domingo, 07 noviembre, 2010

Comprendo lo que dices y tienes toda la razón, MJ. Es más, por eso me decanté por otra rama diferente a la psicología clínica: no me sentía con fuerzas para cargar con todos esos sentimientos de los otros convertidos en míos.