Llegamos el sábado a medio día y nos fuimos directos a hacer un pic-nic al lago. Escogimos la playa de Viquiella. El lago es precioso, la temperatura ideal, el paisaje fantástico. Es gracioso, tan sólo dos horas y media más allá de nuestra región y todo es diferente: los árboles, el olor, el paisaje, la gente... En Sanabria ya es otoño, aunque haga calor. Hay que tener en cuenta que estamos a casi 1.000 metros de altura.
Los niños alquilaron un patín y se fueron a inspeccionar el lago, mientras nosotros nos tumbábamos a la bartola.
Las nubes comenzaron a aparecer, a juntarse.
Ahí las tenemos de conversación. Las nubes, no las piernas. Al final decidieron hacer una fiesta con truenos y rayos incluídos y nos cayó un buen chaparrón.Cogimos el coche y subimos al mirador de laguna de peces, o algo así. Desde arriba se puede ver el lago y la sierra de la Culebra perfectamente.
La verdad es que el parque natural es magnífico. Este es uno de los pocos lagos de origen glaciar en España. Cuenta la leyenda que fue el mismísmo apostol Santiago quien lo creó. Golpeó el suelo con su bastón por un enfado. Las leyendas siempre son más bonitas que la realidad...Seguimos subiendo hasta San Martín de Castañeda. Allí hay un bonito monasterio (imagino que restaurado) que ahora es un centro de interpretación.
Los balcones castellanos, las parras subiendo por las paredes, las calles angostas y empinadas, las casas señoriales. Encantador.
Como no podía ser de otra manera, en Puebla hay un castillo, el castillo de los Condes de Benavente que por supuesto visitamos.
Nos encantó. A los enanos porque todo se podía tocar. Nada más entrar te podías disfrazar de caballero, más tarde de peregrino. A mí porque están muy bien explicado todos los aspectos de la región: su historia, ecosistema, geografía, economía, vida en la edad media... por supuesto no me dio tiempo a leer todo, ¡no vayáis a pensar que me he convertido en una enciclopedia andante!
Íbamos subiendo niveles y explorando recovecos. A veces en el interior, a veces en el exterior. Los enanos 2 y 3 matando imaginariamente a todo lo que se menease. Me imagino a los primeros inquilinos, vigilantes, oteando el horizonte.- 3 km. nadando
 - 80 km. en bici
 - 20 km. de carrera
 
Una vez desayunados, decidimos ir a ver al deportista para animarlo. Antes de llegar pasamos por el río Tera.
Es hora de zambullirse.
El entusiasmo no nos cabe en el cuerpo. La enana propone cantar. Ya no me acordaba, pero así es. Cuando la felicidad nos sale por los poros ¡dan ganas de cantar!Me enseñaron la isla que "conquistaron"
De vuelta a la playa hasta me baño yo. Se me hace raro entrar en agua dulce y sin olas. Las olas ayudan, vienen y van, te mojan y te arrastran.
El tiempo pasa inexorablemente. Pienso que nuestro deportista debe estar ya casi llegando a la meta. Esta está en Santibáñez de Vidriales. ¡Vamos a por él!

4 comentarios:
jueves, 17 septiembre, 2009
Precioso reportaje.
Nosotros estuvimos el verano pasado y nos encantó.
Alquilamos una cabaña de madera, fueron cuatro días fantásticos.
En Ribadelago, está el restaurante de Quique Figaredo, asturiano, y que realiza una labor increíble en la India.
También quedamos con ganas de volver
BSS
jueves, 17 septiembre, 2009
Chus, tendremos en cuenta el restaurante para cuando volvamos, tengo muchísimas ganas. Lo de las cabañas es una buena idea.
Bsos
viernes, 18 septiembre, 2009
Me gusta saber que tu media naranja tenga una aficion tan sana, pero mas me encanta que la disfrutan todos en familia.
viernes, 18 septiembre, 2009
Lo gracioso, Lunatica, es que la enana no quería ir. A las dos horas de estar allí, ya estaban planeando lo que iban a hacer el año que viene cuando voviéramos! Como dice una amiga: a los niños hay que obligarlos a su felicidad...
besos
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