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En Portugal el lunes no era fiesta. Todo el mundo tenía que levantarse para ir a trabajar o al cole. Nosotros también, por el ruido.
Cuando acabamos de recogerlo todo, nos pusimos en marcha.
Quería haber visto Oporto. Mucha gente me ha hablado de lo bonita que es la ciudad. Eso tampoco pudo ser.
Así que ochocientos veintiún quilometros de vuelta. Llegamos a las nueve y media: deshacer maleta, pedir pizza, preparar todo para el día siguiente, lavar uniformes y a la cama.
Fin de la aventura.
Me llegan rumores de que los niños se lo pasaron bien después de todo. Me alegro por ellos.
Presentacion
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Para todos los que contemplan mi blog, incluidos los que lo piratean para
quedarse con mis visitias, os deseo un buen año 2025.
Espero, sin demasiada ...
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