18 de julio de 2008, bienvenidos a mi vida

Imprime esta entrada Este es mi segundo intento de plasmar mi vida, de dejar un legado, aunque sea sólo para mí. ¿Qué busco con esto? Mi primer objetivo es ordenar mis pensamientos, mis proyectos. El segundo objetivo: aprender a plasmarlos de una forma escrita. Por último, quién sabe, a lo mejor se me ocurre una idea para escribir un libro, o una historia breve, al menos.


Hoy es un verdadero día de verano. Hace calor. He subido bañada en sudor al trabajo. No me podía quitar la cazadora, la falda que me he puesto hoy no me hace ningún favor. Mirado desde arriba, es como si fuera un muñeco de nieve, la falda me parte en dos. Supongo que cuando evacue los dos vasos de agua, la leche y el zumo (el desayuno), la perspectiva cambiará... Esta semana he estado a punto de conseguir mi objetivo: deshacerme de la barriga, pero como siempre me he boicoteado a mí misma. Paciencia. De todas maneras se puede decir que me mantengo en el peso, quilo arriba quilo abajo. Viendo a la gente del gimnasio, hasta se podría afirmar que no tengo mal tipo. Considero sano tener un objetivo, tal vez sea un obsesión que ya forme parte de mí. Durante mi niñez por un lado me cebaban, creo que mis padres disfrutaban genuinamente de niños con gran apetito y que comían mucho, por otro lado se reían de mis michelinies y me dedicaban todo tipo de apelitavos que no me dejaban olvidar mi cuerpo. Da lo mismo lo que pese, siempre seré una gorda en mi cabeza. Gracias a eso me mantengo, otros que han disfrutado durante su infancia de la delgadez, cuando son adultos, no parece importarles el rodillo en la cintura o caderas o cualquier parte de su anatomía. Cuando consigo relajarme, cuando va todo sobre ruedas, no me importa la comida. La ansiedad me produce ganas de comer. A medida que mi vida va encajando, que el grado de satisfacción crece, decrece la ansiedad. Otras veces pienso que ya soy muy mayor para esto, cada vez el objetivo es más inalcanzable, ya que los años van pasando. Ya veremos. Ir paso a paso me ayuda bastante.

Este curso pasado ha sido muy duro. Se juntaron varias cosas. Si las enumero no son tantas, tan sólo dos, pero se me hicieron muy cuesta arriba:
  • las oposiciones
  • los problemas del enano nº2 en el cole.
Las oposiciones, las malditas oposiciones. Una vez más no aprobé, ya va la tercera en cuatro años. La vez que más lejos llegué fue la primera. La segunda podría haber aprobado. Pero las circunstancias no me acompañaron. En el momento no hubiera afirmado que la grave enfermedad de un familiar muy cercano y querido me afecto, en retrospectiva veo claramente que sí. Paniqué en la segunda prueba y no aprobé por muy poco, pero eso no importa. Aún habiendo suspendido puedo extraer cosas positivas de la experiencia:
  • Me preparé el primer examen yo solita y encontré todas las actualizaciones de las leyes. De esto estoy muy orgullosa.
  • Los niños tuvieron que espabilar e independizarse bastante.
Para la segunda prueba pusieron un examen desde mi punto de vista inalcanzable. Resulta que 21 preguntas estaban sacadas de otro examen. Por desgracia yo no disponía del tal examen. El tiempo dirá si ha sido bueno o malo no aprobar estas oposiciones. A mis casi cuarenta años, que aunque una no los aparente y esté estupenda, ahí están; no imaginaba yo estar en esta situación. La verdad es que cada vez lo paso peor en las pruebas. El trabajo me aburre hasta el infinito. Las ventajas también son infinitas: horario casi casi de media jornada, vacaciones a mansalva, buen ambiente, ninguna presión: lo que no se acaba hoy ya se hará mañana... A lo mejor tengo suerte y puedo quedarme en este puesto unos tres años más. Sería divino. Luego ya veríamos...