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Ayer me tocó, otra vez, subir al enano futbolero al entrenamiento. ¡Qué cruz!
Tocaba dejar descansar este castigado cuerpo mío. En espera que de mamá me encuentre La Celestina, mi próxima lectura, cogí el punto y la cámara. No tenía muchas ganas de pasar frío intentando lo imposible: una imagen congelada de los niños moviéndose. Comencé un nuevo jersey, pero tampoco eso me hizo feliz.
De repente, me topé con esto ante mis narices: mis pies. Bueno, mis botas.
Me sentía juguetona. Agarré la cámara. Milagros de la técnica: me transformé en un cuádrupe. Objetivo cumplido. Después de media hora de experimentar con el tiempo de apertura y los segundos de exposición, el momento de recoger a los enanos futboleros había llegado.
Un resumen muy escueto de mis experimentos.
Tiramisu
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Este postre conocido y apreciado por mucha gente, no es antiguo sino que
fue creado alrededor de los años 50 del s.XX, y es de facil elaboración,
como s...
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