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A causa de las celebraciones (a destiempo) de Carnaval, nos cambiaron el partido de fútbol al lunes por la tarde. Perdimos. ¿Fue esta la causa? Poco importa.
Me llevé la cámara con la intención de plasmar algunos momentos. Ya he comprendido que en los polideportivos no hay suficiente luz para tomar fotos nítidas, no movidas. Necesitaría un super flash para congelar la imagen que aún no tengo. Opté por hacer las fotos demasiado oscuras para luego aclararlas con el programa de retoque. ¿Qué puedo decir? Tienen bastante ruído pero un recuerdo es un recuerdo.
Al principio estábamos animados, calentando. Aún no sabíamos lo que nos esperaba.
Este partido fue la constatación de que un buen jugador no hace un equipo. Si los demás están dormidos, cansados, sin inspiración, no hay nada que hacer.
Aún así hubo buenos momentos, como este: alegría después del gol.
Me gusta esta foto porque es el comienzo de una jugada. El enanín está en alerta, en el aire. Todo su ser está concentrado en un objetivo: el gol.
Desgraciadamente, no es suficiente que uno corra. El equipo debe entenderse, mirarse y buscar la posición ideal para apoyar al compañero. Hoy más bien nos dedicamos a regatear cuando no hacía falta con la consiguiente pérdida del balón. Robar la pelota también es importante. Sin balón no hay gol.
Es lo que tiene el deporte y si me apuran la vida. A veces se gana y otras se pierde. Resulta extremadamente educativo. Hay que curtirse y aprender a encajar los golpes.
Tiramisu
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Este postre conocido y apreciado por mucha gente, no es antiguo sino que
fue creado alrededor de los años 50 del s.XX, y es de facil elaboración,
como s...
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