
Nos conocimos en Brasil. Sue era australiana y poseía, como todos los británicos o ingleses de las colonias, esa capacidad para encontrar lo gracioso en todas las situaciones y reírse de sí misma. Siempre con la sonrisa en los labios. Siempre dispuesta a encontrar el lado positivo de la vida.
Pasó a formar parte de nuestra familia. Era la hermana que nunca tuve. Pasamos momentos fenomenales en la terraza con una botella (o más) de vino y/o champán (los niños dormían). Fue Sue la que nos descubrió el excelente vino australiano y chileno.
Nunca olvidaré el momento en el que me dieron la noticia de su accidente. Me aferré a los niños como si fueran un salvavidas en medio de un naufragio. Sí, así me sentí. De no haber tenido hijos, me hubiera metido en la cama a llorar por unos cuantos meses. Como sí los tenía, lloré meses y meses mientras seguía la rutina.



Sue, donde quieras que estés, te echo de menos.
3 comentarios:
domingo, 19 abril, 2009
Se me han saltado las lagrimas leyendo el recuerdo de Sue. Ausencia irreparable, recuerdo dulce por ella misma y amargo por su desaparición.
domingo, 19 abril, 2009
Gracias
lunes, 20 abril, 2009
No puedo dejar de hacer un comentario a esta parte de tu blog pero eso si, con un nudo en la garganta...
Preciosas fotos y palabras que demuestran lo mucho que Sue significó para tí. Me emocionas nuevamente.
Al mismo tiempo, al verlo compruebo que es un orgullo ser amiga tuya y que tus amigos tendremos un huequito en tu corazón para siempre...
E.
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