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En el complejo de apartamentos en la que estuvimos en La Mongie, había una piscina climatizada.
Estando en la piscina jugando con los enanos, me acordé de Esther Williams. En realidad, la enana me la recordó al verla jugar en el agua. Resulta que ¡no sabía quién era! No sé si la natación sincronizada existía antes de Esther Williams pero sin duda sus películas fueron un gran impulso para este deporte. De vuelta alquilé una de sus películas y el otro día la vimos.
Take me out to the ball game es un musical en tono de humor, de esos que cantan y bailan a cada cinco minutos. Nos encantó. No es de extrañar, pues los acompañantes son Gene Kelly y Frank Sinatra. La única pega es que Esther Williams sólo tiene una escena en el agua, suficiente para tener una idea de lo que le quería explicar a la enana y para dejarla con ganas de más. Ahora que ya he investigado en la red, me parece que tengo que alquilar Escuela de Sirenas para verla en todo su esplendor, con esas coreografías de Hollywood llenas de luz, color y agua en este caso.
Llevo esperando años a ver West Side Story. Mi plan era verla en el cine, pero en esta capital de provincias ya no ofrencen clásicos en la gran pantalla. Una pena. Este verano la enana y yo nos vamos a USA y de paso vamos a ver este musical en Broadway, así que ya no puedo esperar más y la hemos visto en la tele.
¡Qué buena es! La música, el argumento y el desarrollo del mismo, los actores, la coreografía, todo. La escena en la que Tony y María se conocen ilustra a la perfección el amor a primera vista. De repente, el mundo alrededor se desenfoca y sólo existen ellos. En efecto es así. Al menos a mí me sucedió. Esta ha sido tan solo la primera vez, ahora tendremos que estudiarnos la película concienzudamente para disfrutar el musical en directo a tope.
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