viernes, 3 de febrero de 2012

Peter Grimes, en el Campoamor

6 comentarios
Imprime esta entrada Ayer mi padre me cedió gentilmente su sitio en la ópera, así que pude ver el último título de la temporada, Peter Grimes de Benajmin Britten.

Es esta una ópera del siglo XX, de 1945 para ser exactos. O sea, modelna. Ya sabéis que yo soy primitiva por definición, que lo que me gustan son las melodías armónicas y pegadizas, rociadas por muchas arias de bellcanto... Dicho esto, la obra me gustó más de lo que en un principio imaginé.

Es este un gran dramón. Ríete de los griegos. El argumento me produjo una gran desazón. Es la desesperanza con mayúsculas.

La historia se desenvuelve en un pueblo costero en el Reino Unido, con todo lo que ello implica: todo el mundo se conoce, no hay privacidad, no hay salida, es casi, casi una comuna obligatoria.

Nuestro personaje principal vive atormentado. Es un sujeto no muy amable, pero es que además tiene muchas mala suerte. De todas maneras creo que lo que más vuelve loco a Grimes no es la mala suerte, sino el cotilleo de sus conciudadanos. No me extraña...El ambiente sórdido del pueblo se ve acentuado tanto por la puesta en escena como por la música. El argumento tiene también pinceladas de crítica a todo lo que se menea: el trabajo infantil, la iglesia, la pequeña vida de los pueblos con sus sociedades enfermizas...

Cosas que me llamaron la atención:
  • La coreografía: no deja nada al azar. Todos los movimientos (hasta los pestañeos si me apuran) están pensados y diseñados.
  • Connotaciones sexuales. No me sorprendió. Diríase que es una obligación hoy en día. Vamos que tuvimos derecho a una masturbación en público y varias lindezas más, sin olvidar el juez con un tutú rosa de lentejuelas...
  • La música. Tiene conotaciones de jazz. Me recordó a los musicales de Hollywood, sólo que cuando te empieza a gustar... llega la atonalidad. Leo que Hollywood le dio la espalda a Britten. No es de extrañar: Britten era un alma atormentada y Hollywood era brillo y color en esta época.
  • La cantidad de gente: un coro inmenso y muchísimos personajes. No debe haber salido barata, la broma. Todos eran excelentes actores, además de cantantes.
  • La enorme agilidad de nuestro Peter Grimes (Stuart Skelton), a pesar de su sobrepeso.
Ahora toca esperar a la temporada del año que viene.

6 comentarios:

Ana María Hernáez says:
viernes, 03 febrero, 2012

Magnifica reseña. No se me ocurre nada que añadir, pues coincido en todo.

Bien es verdad que mientras transcurria la función, en los dos descansos, tuvimos ocasión de comentar lo que había pasado en el escenario, pero la concisión y comentarios, son perfectos y adecuados. Fekicdades.

Besitos

Ana H.H. says:
viernes, 03 febrero, 2012

Algo sí que comentamos, pero es verdad que hay que dejar que el polvo se pose y así ver al día con claridad las impresiones dejadas...

Besos

Miss Migas says:
lunes, 06 febrero, 2012

Qué envidia tener un lugar en la ópera para admirar todo el arte que fluye allí.
No he tenido nunca la suerte de ir y siempre es algo pendiente. LA reseña me ha perecido estupenda, primitiva por definición jajajaa
Besos

Ana H.H. says:
lunes, 06 febrero, 2012

Muchas gracias, Miss Migas. ¡Me encanta el alias!

Bienvenida!

LaCuarent says:
viernes, 10 febrero, 2012

Ahora mismo te odio por envidia, dentro de tres minutos ya te volveré a querer

Un beso

Ana H.H. says:
viernes, 10 febrero, 2012

¡Ay, Cuaren! Espero que ya me quieras de nuevo.

Besotes, felicidades, gracias y buen finde