jueves, 28 de agosto de 2008

¡Al fin solos!

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Imprime esta entrada J. y familia se han ido. Hemos pasado cinco días juntos. Estoy agotada. Tener visita es agradable, sobre todo si es un amigo que hace tiempo que no ves. Gracias a Dios es por tiempo limitado.

Nos regalaron este precioso ramo de flores . Ha sido un detalle muy bonito. Gracias.

Me he visto confrontada con un estilo diferente, diría que un planteamiento opuesto a nuestra manera de vivir y educar a nuestros hijos. Se me han planteado varias cuestiones:
  1. Cuándo estás en casa de alguien ¿debes ayudar en lo posible (recoger la mesa después del desayuno, etc) o debes comportarte como si la casa fuera tuya y tus anfitriones el servicio?
  2. ¿Es más educado adaptarte y agradecer lo que te ofrecen o, por el contrario, debes exigir todo lo que tienes en tu casa y seguir todas tus costumbres?
  3. Si por ejemplo tu hija decide que no quiere comer a la hora del almuerzo con todos, se levanta y se va, ¿debemos aceptarlo y recompensarla después con un helado y un paquete de galletas?
  4. ¿Qué es mejor, respetar los horarios de las comidas o comer dulces caóticamente ?
Las visitas tienen consecuencias para mi línea. Estaba llegando a mi objetivo. Soy como muchos de nuestros deportistas en las olimpiadas: no llego al metal, consigo el diploma olímpico. Mi opinión personal es que los españoles en verano tenemos que descansar, no podemos estar compitiendo a tope... En todo caso, es tremendo lo rápido que se dilata el estómago. Dos cenas fuera de casa a base de tapas y mis costumbres sanas desaparecen. En el restaurante no tengo disciplina, el pan me provoca y las patatas fritas me llaman. Ahora mi estómago se rebela y pide más. Por ejemplo en estos momentos. Menos mal que tengo una manzana conmigo...

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