Dos años y casi nueve meses de aventura internauta. Por razones ajenas a mi voluntad se me han ido las ganas de comunicarme por este medio. Considero uno de los objetivos de este blog cumplidos: dejarle constancia a mis hijos de nuestra vida en común. De propina me llevo nuevas amistad y el descubrimiento de un mundo sin fronteras: hasta con gente en Japón me he comunicado.
Esta experiencia ha significado ser capaz de plasmar una parte de mí que no me atrevo a veces a decir en voz alta. Me he obligado a profundizar en mis reflexiones, si bien no sea muy buena en expresarlas. He explorado el mundo de la fotografía, ha pasado a ser otra de mis aficiones. Cuando descubres este mundo, ves todo con otros ojos ¿será la cuarta dimensión? He llevado mis experimentos en la cocina a otro nivel, incluso atreviéndome a inventar alguna cosilla (que tal vez ya existiera), por llamarlo de alguna manera.
Las costumbres están adquiridas. Voy con mi cámara en el bolso a todas partes, inmortalizando flores, hojas secas, sombras; fijándome en cada minuto de la vida, notando el calor del sol en la piel o lo a gustito que estoy dentro de unos calcetines mullidos y mis zapatos planos en los días de fresco. Simplemente no me apetece compartirlo. Mi mente está en otra parte. Tal vez el maremoto de Japón tenga algo que ver con ello. ¿De qué sirve pasarse la vida acumulando cosas y casos? Ahora intento simplificar mi vida, concentrarme en lo esencial.
Seguiré leyéndoos, navegando por la red, a veces dando señales de vida en forma de comentarios... siendo ésta mi última aportación a Mi vida en dos palabras.
¿Qué mejor manera de despedirme que con un bizcocho? No se me ocurre ninguna.
Bizcocho glaseado de chocolate blanco y nueces
Ingredientes:
Bizcocho:
Esta experiencia ha significado ser capaz de plasmar una parte de mí que no me atrevo a veces a decir en voz alta. Me he obligado a profundizar en mis reflexiones, si bien no sea muy buena en expresarlas. He explorado el mundo de la fotografía, ha pasado a ser otra de mis aficiones. Cuando descubres este mundo, ves todo con otros ojos ¿será la cuarta dimensión? He llevado mis experimentos en la cocina a otro nivel, incluso atreviéndome a inventar alguna cosilla (que tal vez ya existiera), por llamarlo de alguna manera.
Las costumbres están adquiridas. Voy con mi cámara en el bolso a todas partes, inmortalizando flores, hojas secas, sombras; fijándome en cada minuto de la vida, notando el calor del sol en la piel o lo a gustito que estoy dentro de unos calcetines mullidos y mis zapatos planos en los días de fresco. Simplemente no me apetece compartirlo. Mi mente está en otra parte. Tal vez el maremoto de Japón tenga algo que ver con ello. ¿De qué sirve pasarse la vida acumulando cosas y casos? Ahora intento simplificar mi vida, concentrarme en lo esencial.
Seguiré leyéndoos, navegando por la red, a veces dando señales de vida en forma de comentarios... siendo ésta mi última aportación a Mi vida en dos palabras.
¿Qué mejor manera de despedirme que con un bizcocho? No se me ocurre ninguna.
Bizcocho glaseado de chocolate blanco y nueces
Ingredientes:
Bizcocho:
- 175 gr. mantequilla, temperatura ambiente
- 175 gr. azúcar moreno
- ralladura de un limón
- 250 gr. harina con levadura
- 1/2 cucharadita levadura química
- 2 huevos
- 1 cucharada leche (entera)
- 175 gr. chocolate blanco, en trocitos
- 100 gr. nueces pacanas o normales
- 5 cucharadas jarabede arce
- 1/2 cucharita maizena
- 2 cucharadas agua fría
- 2 cucharadas zumo de limón
- Engrasa y espolvorea con harina un molde para el horno. Escogí uno ovalado, pero eso es irrelevante. Lo importante es que quepa la masa.
- Pon mantequilla, azúcar y ralladura de limón en un bol. Tamiza la harina con la levadura química sobre la mezcla de mantequilla y azúcar.
- Añade los huevos y bate ligeramente hasta que estén incorporados.
- Incorpora la leche, luego los trocitos de chocolate blanco.
- Enciende el horno a 180ºC.
- Vierte la mezcla en el molde y nivela la superficie. Reparte las nueces por la superficie. Introduce en el horno y deja que se cueza durante 40 ó 45 min. hasta que esté doradito.
- Saca el bizcocho del horno. Pincela la superficie con tres cucharadas de jarabede arce.
- Por último vamos a hacer el glaseado. Mezcla agua y maizena en un cacito. Añade el zumo de limón y el resto del jarabe. Hiérvelo removiendo constantemente. Deja que se enfríe unos cinco minutos.
- Pincela en bizcocho con este almíbar. Corta el bizcocho en rectángulos y sirve.
- Disfruta.