jueves, 23 de julio de 2009

42nd Street Walking Tour y vista sobre la isla

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La enana dice que quiere ser arquitecto. El tiempo lo dirá. A B. se le ocurrió contratar una caminata histórico-arquitectónica por Nueva York (una parte, claro). Una idea genial de B., una vez más.

Alfred Pommer fue el elegido y el tour por fue por la calle 42. Esta calle es la mayor arteria que cruza Manhattan por Broadway en Times Square.

Comenzamos por el edificio de la O.N.U.
Este edificio está a las orillas del río East. Antes de ser construído, esta parte de la ciudad, esta orilla del río, estaba llena de fábricas y chabolas. No sólo se saneó la zona, además se allanó el terreno y se desarrolló. Una obra titánica. Nuestro guía venía provisto de fotos antiguas del lugar. Es increíble lo dinámica que es esta ciudad, un día estás en la cresta de la ola, al día siguiente eres demolido.

Atravesamos la Tudor City, que es un complejo de edificios con su propio parque y costruídos en estilo neo gótico. Los vecinos defendieron su parque en los tribunales con el argumento de que si lo quitaban afectaría las corrientes de aire de la ciudad. Muy ingenioso. Al juez debió gustarle el razonamiento porque ahí sigue. Es muy agradable.
Nos topamos con el Ford Foundation Building. Este es uno de los primeros rascacielos de estilo moderno. Aparentemente es bastante simple. Pero esa vegetación que se ve en la foto no es un reflejo, está dentro. Todas las oficinas son transparentes y están distribuidas alrededor del bosque interior, de manera que tienen una vista sobre él. Relajante, ¿no? En frente está la iglesia Church of the Convent (1871). No tengo foto, una lástima. La iglesia fue construída antes del desarrollo de la zona, por lo que se aprecia el cambio de nivel cuando allanaron el terreno.
Este es el interior del NY Daily News Building. Fantástico. El globo se mueve, tiene relojes con las diferencias horarias de muchos lugares, y en el suelo las millas para llegar a diferentes ciudades en línea recta.
En el techo, la bóveda celeste. Realmente bonito.
No podía faltar el Chrysler Building. Pero antes de hablar de él, quiero resaltar el edificio de al lado. Se llama Mobil Building y es una pasada. Resulta que su diseño exterior:
que parece un molde antiguo de bizcochos, es autolimpiante. Está diseñado de tal manera que cuando llueve el agua arrastra la suciedad. Sí, hay arquitectos que piensan con la cabeza.

De vuelta al Chryler. Este edificio se terminó en 1930, en plena crisis econónica. Fue posible porque antes de comenzar a construirlo había que tener el dinero y meterlo en una fundación. ¡Ya podían hacer eso siempre! Nos evitaríamos algunos problemas desagradables. Total, que William van Alen, el arquitecto, utilizó todo tipo de materiales nobles para el rascacielos: mármol africano para el lobby, maderas nobles para los paneles de los ascensores, metales carísimos para la cúpula, los frisos del lobby pintado por Edward Trumbull... cada elemento unas diez veces más caro que otros edificios. A la hora de pagarle (8% del dinero que costó el edificio) el dueño se negó por estar, como ya sabemos, en plena crisis. Le ofreció menos. Van Alen no estuvo de acuerdo y lo llevó a los tribunales. Ganó... pero nunca más volvió a trabajar en grandes proyectos.
Este es el Chanin Building. Dentro no está permitido tomar fotos, pero antes del lobby sí. El edificio está adornado por unos frisos y dentro también, que simbolizan el sueño americano a la vez que la historia del sr. Chanin: un triunfador que parte de cero y construye su imperio a base de su inteligencia y su fuerza. Chanin quería aunar la belleza de la arquitectura y escultura con la funcionalidad del lugar de trabajo. Lo consiguió.
Ya llegamos casi al final de la caminata: Central Station. Da gusto estar aquí dentro. La sala de llegadas es amplia y bien iluminada. En el techo está pintados los signos del zodiaco y las constelaciones, sólo que al revés. Lo gracioso es la excusa del ejecutor del dibujo de Paul Helleu: se trata de cómo nos ve Dios desde el cielo, no de cómo vemos nosotros el cielo desde abajo. Ingenioso. En la zona inferior hay muchos restaurantes. El techo es abovedado y de ladrillo. Se hizo así para evitar incendios. Lo que no se sabía es que este material es un excelente transmisor del sonido, de manera que si estás en una esquina del Oyster Bar contando un secreto, los de la mesa de la esquina opuesta diagonalmente lo van a oír todo, así que cuidadito.
Por último la New York Public Research Library. No tengo foto del exterior, porque estaba en obras. La gran escalinata está flanqueada por sendos leones. A B. le gustán mucho porque todos los años los disfrazan por Halloween.
Nos vamos a comer el pic-nic (verdaderamente B. piensas en todo) al Bryant Park. En verano hay cine al aire libre. El parque es genial. Tienen mesas y sillas a disposición del ciudadano para sentarse en la sombra o al sol (si es que le da la gana de salir) y comer, contemplar, descansar, hablar... tengo que mandarle una carta a nuestro alcalde con un par de sugerencias de este tipo. Desde este parque se ve el Bank of America Tower, maravilloso. Estoy segura que al enano nº 3 le hubiera fascinado.
Otro de los edificios que se ven desde la biblioteca es el Bryant Park Hotel, muy bonito. Desde aquí parece negro y dorado. Me encanta el art nouveau.

Estamos más repuestas, decidimos subir al Rockefeller Center: top of the rock.
El ascensor es una pasada. Rapidísimo y te ponen una especie de película. Hay varios niveles para ver la ciudad. En el último, dentro, hay un juego de luces. Cuando entras se enciende un color y te sigue mientras se mueve. La enana se divirtió bastante con los colores.
El bosque de rascacielos.Esta foto es para los enanos, ¡están limpiando las ventanas!
Una panorámica de Manhattan con el Empire State BuildingLa catedral de Saint Patrick, ahí abajo.
Y ahí está Central Park en todo su esplendor. Ahora la enana comprende mejor porque me asombra este parque. Debe ser tan grande como toda nuestra ciudad junta.Y entonces comenzó a llover. Nos fuimos a casa y llegamos bien empapaditas.

miércoles, 22 de julio de 2009

Broadway, entre otros

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Nos vamos a Broadway. El sol nos acompaña.

Primero pasamos a recoger a una amiga corresponsal de la enana. Recorremos la calle de la Torre Hearst. Preciosa. Imponente. Majestuosa. Una mezcla genial de antiguo edificio (seis plantas) con nueva torre de hormigón, cristal y acero.
Tenemos tiempo antes de la función, así que nos paseamos por Times Square.
La última vez que estuve aquí, Times Square era un sitio sucio, lleno de ratas, peligroso. Ahora es peatonal, por obra y gracia de Giuliani (antiguo alcalde de la ciudad). Hay familias paseando con sus niños, grupos de música tocando en la calle, sillas para sentarse...
¡Este hombre estaba tocando dos trompetas a la vez!

El ritmo es frenético, el calor comienza a ser insoportable. B. me dice que este año New York está vacío por aquello de la crisis. Pues menos mal, porque no se puede dar un paso sin chocar con alguien o con algo.

Entramos en el Toys r us.
Esta noria gigante estaba dentro. Cinco pisos lleeeeeeeeeenos de juguetes: el paraíso. Siento mucho no haber traído a los otros dos enanos. Les hubiera encantado.

Todos sabemos (por las películas y las series) cómo los newyorkers celebran el año nuevo. En Times Square con la bola que cae. Pues es este edificio: el One Times Square. Nosotros tenemos (o teníamos) la Plaza del Sol en Madrid y comemos las uvas, ellos tienen el One Time Square con su bola.
El momento ha llegado. Nos vamos al Palace Theatre, la obra, un clásico: West Side Story. Esta nueva puesta en escena ha sido criticada por introducir más castellano en el texto, incluídas algunas canciones. Pienso que los críticos son incapaces de disfrutar una obra. En vez de sentarse y disfrutar, están al acecho de fallos. A nosotros nos encantó. Los cambios de escenario eran geniales teniendo en cuenta el pequeño espacio de que disponían. Por su puesto lloré al final. Es que no tengo arreglo. Hasta sabiendo lo que pasa me emociono. María estaba tan desgarrada al final...
Toca Central Park. Me encanta la contraposición de este enorme bosque de árboles con la jungla de rascacielos. Aquí cabe todo. Un zoo, campo de beisbol, un lago, kilómetros y kilómetros de cesped y árboles. A la enana Central Park la deja fría. A lo mejor cambia de opinión cuando lo veamos desde arriba.
Inevitable la calesa para nosotros, los turistas. Central Park es tan grande que carreteras lo atraviesan. Estas carreteras sólo están abiertas a la circulación de coches durante ciertas horas al día.El tiempo se para aquí dentro. De repente oxigeno, calma, tranquilidad. Paramos un momento para refrescarnos. Una mariposa nos acompaña.

Estamos al ladito de Firth avenue. No podemos dejar de patearla un poco.
Ya está expuesta la moda de otoño - invierno. Nos parece horrible. Tal vez sea el calor que tenemos. Las joyas...ese ya es otro asunto.
En New York hay muchísimas iglesias. Me hace gracia encontrarlas embutidas entre los rascacielos. Esta es la Saint Thomas Curch, episcopaliana.

Por último, el International Building. Abajo la escultura de Lee Lawrie: un Atlas con los signos del zodiaco cuyo eje señala hacia la estrella polar. En frente está la catedral de Saint Paul, pero no tengo foto. ¡Tengo que volver!
Por último, nos fuimos a cenar a un restaurante cubano. Sigo aventurera. La cocina me recordó bastante a la española, al menos en los nombres de los platos, pero con más especias. La enana no estaba tan aventurera como yo y pidió una hamburguesa.

martes, 21 de julio de 2009

Nuestro primer día en la gran manzana

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Esta es Jupiter, una de las gatas de B. La enana me dice que se dedicó a saltar por encima mío mientras dormía...

Llueve. Diluvia. No nos dejamos impresionar. Nuestra anfitriona y amigísima B. vive en Queens. Lo primero es el desayuno: bagels. La enana y yo elegimos bagel con dos huevos (en forma de tortilla). Debían ser huevos de oca, porque dos de estos son como media docena de huevos ovetenses. Todo es más grande en los Estados Unidos.

Queens es un barrio muy judío. Me doy cuenta de que no tengo ni idea de esta religión. Por fin me entero de lo que quiere decir kosher. Resulta que la comida debe ser preparada según las reglas de la Torah y supervisada por un rabino. No se pueden mezclar productos lácteos con carne, de manera que hay restaurantes kosher lácteo, restaurantes kosher carne, supermercados kosher lácteos y supermecados kosher cárnicos. Muy complicado. No comen sandwich de jamón y queso, pizza con jamón, quiche lorraine... Además las mujeres muy ortodoxas no deben mostrar su cabello. Para evitarse complicaciones, se rapan la cabeza al cero... y se ponen una peluca.

Primera parada en Manhattan: Macy's. La enana necesita zapatos apropiados para caminar en la lluvia. No los encontramos aquí. Lo que sí encontramos son unas escaleras mecánicas de madera!
Ya tenemos zapatos. ¡A patear! Nos vamos al City Hall. Tiene un jardincillo delante muy bonito.
Uno podría pensar que en Manhatan no quedan metros cuadrados sin construir. Pues no es cierto. Se construyen rascacielos y bastantes. No sólo para oficinas, también para viviendas. Es sorprendente ver cómo se construye. Lo comienzan a recubrir por abajo cuando todavía no está terminado por arriba. ¿Quién sabe? Tal vez hasta lo utilicen antes de finalizarlo.
Nos vamos al Brooklyn Bridge.
Este puente tiene mucho encanto. A lo mejor es porque los neworkers lo usan habitualmente para pasear, correr, andar en bici. Desde aquí se puede ver la silueta de los rascacielos más emblemáticos, pero la niebla los escondía. Lo que la niebla no consigió ocultar fue la estatua de la libertad:
Cosas de la perspectiva y de la fotografía: parece que está flotando sobre los árboles.

Pasamos por la zona cero. Todo el mundo sabe lo que estaba haciendo cuando se enteró de los atentados del 11 de sept de 2001. B. y yo nos lo contamos. Me doy cuenta de lo duro que fue para ella y todos los newyorkers. Ahora ya no hay agujero, dentro de poco los nuevos rascacielos comenzaran a despuntar.

Este es el cementerio de la Saint Paul's Chapel, una igliesita que resistió el envite a pesar de estar en frente a las torres gemelas. Ahí sigue. Llueve, las gruas y máquinas se mueve y todo es bastante triste. Es aquí donde los bomberos, la policía y los que ayudaban venían a rezar, descansar, llorar, comer, dormir...
Es hora de hidratarse. Hoy me siento aventurera, aunque no me gusta probar cosas nuevas habitualmente y me animo a beber este brebaje extraño. Es té con leche de almendras. Esas bolitas oscuras y sospechosas son tapioca. Obsérvese la paja. Es muy ancha. Cuando bebes, la tapioca se cuela por ella y acaba en tu boca. Es sorprendente, un poco como la tónica schwepps: hay que acostumbrarse. A la enana no le gustó nada.
Visitamos el barrio chino después de comer. Me fascinan las farmacias chinas. Me compro un té para mis alergias, los ojos me pican tanto que quiero arrancármelos.
Vimos una set de rodaje. Este fue el primero de unos cuantos.
La policía montada... en magníficos caballos.
Encontramos la laca de uñas especial para artistas. Los pinceles son finísimos por lo que se pueden hacer diseños más trabajados. La enana tiene dificultades para elegir los colores. "Sólo" podía comprarse diez lacas.
Por último el distrito financiero: Wall Street. Aquí es donde todo sucede. Aquí se deciden las crisis y las remontadas. Vuelve a llover bastante, pero no nos podemos ir sin hacernos una foto con el toro. La historia es bastante graciosa.
Esta escultura inmensa fue un regalo de navidad del artista Arturo di Modica a la ciudad el 15 de diciembre de 1989. Es graciosa porque la atornilló al suelo sin que nadie se diera cuenta por la noche. Y es que el toro es de bronce y pesa 3.200 kg. Tuvo que ser una acción muy coordinada y ciertamente no barata: Arturo di Modica se gastó 360.000 dólares en hacerla y colocarla. A lo habitantes de la ciudad les encantó y protestaron cuando las autoridades la retiraron. La colocaron de nuevo aquí y la fuimos a ver.

Vaya, ahora que se me empezaban a secar los pies, llueve de nuevo. Nos vamos a casa. Mañana más.

Jersey de Verano

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Un jersey hecho por una menda para mi querida amiga B.

¡Espero que te haya gustado, B.!

lunes, 20 de julio de 2009

Rumbo a las Américas

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Dos aviones y muchas horas después, la enana y yo llegamos a la conquista de Nueva York.

domingo, 19 de julio de 2009

Bloganiversario

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Un año y un día. Trescientos sesenta y seis días desde que me tiré a esta piscina sin saber si tenía agua.

Abrí este blog por aburrimiento. Sí, claro, ya me rondaba la idea en la cabeza, pero más bien era una idea lejana, un coqueteo, un proyecto de vida futura.

Comencé escribiendo como vía de escape, de desahogo. Esta era la idea original. Luego lo hice público. Ya no podía plasmar mis pensamientos crudos en blanco y negro. Había que maquillarlos un poquito si quiera. ¿Para qué hacer mala sangre? Claro, también entró en escena la vanidad, el ansia de gloria. Primero escribía para mí exclusivamente, luego intenté la comunicación con un público imaginario. Vi que no era la única loca desnudando mi alma en la red.

Entonces se me ocurrió relatar mi vida, cotidiana e interior, para mis hijos. Así podrían ver que soy más que su madre. Soy una persona, con miedos, sueños, recuerdos, proyectos. Alguien que tenía una vida antes que ellos llegaran. Como propina les dejo un relato de su infancia. De nuestra vida en común.

Supongo que este blog no es más que un intento de dejar una huella un poco más profunda que la mera existencia, que la rutina. Sí, hay más. Me hubiera gustado ser brillante, especial, engatusar a propios y extraños con mis relatos. Mis ojos se han abierto ahora. Soy mediocre, quizá con algún destello ocasional. Lo bueno es que no me importa. Sigo queriendo escribir.

Una vez transcurrido este año puedo mirar atrás. ¿Qué veo? Que nuestra vida está llena. Que somos una familia. Que tenemos amigos que nos visitan y a los que visitamos. Nuestra vida está bien. Ya he contado nuestro devenir. He llegado al siguiente nivel: nuestro día a día está cubierto. Lo difíci está por llegar. Ver más allá de la rutina y encontrar algo que decir. Sí, hay más que decir, sólo hay que rascar un poco la superficie...

Gracias a este blog he dado rienda suelta a mi pasión fotográfica. Gracias a la fotografía he aprendido a ver a mi alrededor. A percibir mi entorno. La belleza de lo que me rodea, la luz, el marco, el momento. Intentar reproducir en una foto mi estado de ánimo es todo un reto. Me gustan los retos.

Por último, este blog me ha obligado, me obliga día a día a reflexionar y a sincerarme conmigo misma. Creo que esto me ha hecho evolucionar. Desde mi punto de vista a mejor. No sé lo que los demás opinarán...

Continuará (por ahora).

sábado, 18 de julio de 2009

Nueva mesa

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Hemos tenido un día muy variado. Todo comenzó montando la nueva mesa de la terraza. Todo el mundo arrimó el hombro:
Resultado final (después del paseo):
Seguidamente, paseo por Ribadesella con los padrinos del enano nº2:
En realidad fue por el paseo marítimo de la playa de Santa Marina, hasta el mirador:
El mar estaba espléndido, no se cansa uno de mirar las olas...
Y nada, un sábado bien aprovechado que ya se ha ido.