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Pues aquí estamos, en Madrid. La burrocracia nos ha traído hasta aquí (y mi hermano mayor). Tenemos que sacarle el pasaporte a la niña en la embajada.
Ya conocemos a todos los habitantes de la casa de mi hermano mayor. Sólo falta este:
Tiene un nombre muy extraño que no consigo recordar. Ha sido difícil inmortalizarlo. Había poca luz y no se paraba quieto. Me he arriesgado a abrir la puerta de la jaula. Menos mal que no aprovechó el momento. Hubiera sido la bomba, tener que perseguirlo por toda la casa.
domingo, 22 de febrero de 2009
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