domingo, 29 de marzo de 2009

Salamanca

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Imprime esta entrada Comenzamos nuestra visita cultural por la Plaza Mayor. Es un conjuto muy logrado.La piedra dorada, los arcos, los balcones, la amplitud, hasta la gente aporta belleza.
A partir de aquí no me acuerdo del orden exacto de nuestro periplo. Nos fuimos moviendo lentamente (eramos una docena), por el casco antiguo de la ciudad, visitando lugares emblemáticos.
Por ejemplo, la fachada de la universidad.
Por supuesto buscamos la ranita sobre la calavera. El incentivo monetario ofrecido por mi padre surtió su efecto y el enano nº 3 la encontró. Tiene mérito. Yo, por ejemplo necesité ayuda la primera vez que la busqué...

Mientras tanto, mi padre nos iba contando las costumbres antiguas en la universidad. Por ejemplo, que cuando un alumno aprobaba la tesis se hacía una corrida de toros y se escribía Victor en la pared de la Universidad con la sangre del toro. O que la noche anterior a la defensa de la tesis lo encerraban en la capilla toda la noche (¿sería para inspirarse?).

El claustro de la Universidad tiene un gran encanto con sus arcos en estilo plateresco.
No podía faltar la visita a la Casa de las Conchas, con recuento incluido.
Esta casa es igualmente encantadora por dentro que por fuera.
¿Porqué se asocian las conchas de vieras con el camino de Santiago? Aparentemente Santiago surgió del mar recubierto de conchas para matar a los moros (de ahí el Santiago matamoros).Me encanta cuando mis padres vierten un poco de su sabiduría sobre mis hijos.
Desde la azotea de la catedral (no me acuerdo si antigua o nueva) se tiene una vista espectacular sobre la ciudad. También se pueden ver el Claustro de la Universidad Pontificia y La torre del Gallo.
La cúpula de los franceses.La catedral antigua.Ya desde el suelo y aprovechando que el viento movió las nubes, una toma de la catedral.
El interior de las catedrales es fantástico. ¡Tengo tantas fotos!, es difícil decantarse por cuáles mostrar, así que las he juntado.
Paseando desde la Plaza Mayor por las calles comerciales, nos llegamos hasta esta pequeña iglesia redonda, construida en el siglo XI, San Marcos.


Me la imagino completamente policromada, filtrada la luz por el alabastro, a la luz de las velas. Imposible no sentirse místico e inclinado a la oración en tal ambiente...
Desde el hotel, que era el parador, además de la vista espectacular de la ciudad, de la que destacaba la catedral, se podía ver San Esteban.
Nos quedó mucho por visitar, pero considerando la cantidad de gente que eramos, de los cuales cinco niños, podemos estar satisfechos. Y siempre podremos volver a completar la visita.

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