Limpieza en El Carmen

Imprime esta entrada La lluvia nos da una tregua pero el sol no acaba de salir, ¿qué hacer? Muy sencillo: limpieza de primavera.

Enrollamos la alfombra del comedor y la colgamos en el columpio. Mi mejor mitad enseña a los enanos cómo desalojar el polvo que lleva ahí por lo menos siete años. Sacamos todas nuestras frustaciones sobre la pobre alfombra. Media hora y tres quilos de polvo después los colores empiezan a cambiar. ¡Pero si era roja!

Segunda y última parada, el garaje. Mi familia tiene un concepto peculiar de esta pieza de la casa. Creen que es un basurero. Todo lo que molesta arriba, acaba aquí abajo. Desde la noche de los tiempos. Los enanos y su padre son más rápidos que yo y no me da tiempo a documentar el estado lamentable en que se encuentra. Se diría un vertedero. He pintado unas cajas para que el respetable se pueda hacer una idea.
A esto hay que añadir una tonelada de juguetes rotos, cajas llenas de basura y unos cinco centímetros de polvo en el suelo y por todas las superficies.
Todas estas cajas contienen papel y cartón. No, no creáis que ahí quedó la cosa. Este tan sólo es el primer cargamento. Lo distribuímos a lo largo de varios días, el contenedor tiene una capacidad limitada.
Esto es una miscelánea de cachivaches rotos esperando su turno para ser transportados al contenedor.

Luego organizamos y limpiamos juguetes, barrimos el suelo, pasamos la manguera. A estas alturas nuestro pelo parece de cartón piedra de la mezcla de polvo y sudor que llevamos puesta.

El resultado:
Dan ganas de bajar un colchón y dormir en el garaje, ¿no?