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Aprovechando el fin de semana largo, el lunes fue fiesta aquí, he acabado de confeccionar y colgar los visillos en nuestro cuarto. Ya era hora. Este tejido lo tenía ya fichado hace años. Sin exagerar. Creo recordar haberla visto en el escaparate de la tienda hace lo menos cuatro años. Después de bastante tiempo, di el paso: la compré. Me gusta que deja pasar la luz y me encantan las hojas de plátano cayendo. A continuación la metí en el armario los siguientes dos años.
Este blog está resultando ser un motor. Estoy cerca de mi objetivo. Las cortinas acabadas, ya sólo queda transformar una tela comprada el invierno pasado en mantel y cubrir las repisas de la alacena.Un piso siempre está cambiando: el tapizado de los sillones que se estropea, una estantería para el cuarto de los niños, algún cuadro o foto... pero ya no queda mucho hueco más, la verdad.
Si el piso fuera nuestro haríamos maravillas: tirar tabiques, cambiar todas las ventanas, renovar los baños y, lo mejor, la cocina; ¡cómo me gustaría tener una cocina bonita, moderna y con el horno en alto! Tal vez en la próxima vida...
Se me hace raro el cuarto con cortinas. O visillos. La luz es diferente ahora, está filtrada. Me siento aún más aislada del mundo exterior. Es una barrera más. Tiene sus ventajas: me puedo pasear en trapos menores (como a mi me gusta) sin la menor preocupación de que algún vecino me vea... pero es como si ya no hubiera un mundo ahí afuera. Supongo que será cuestión de acostumbrarme...
Tiramisu
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Este postre conocido y apreciado por mucha gente, no es antiguo sino que
fue creado alrededor de los años 50 del s.XX, y es de facil elaboración,
como s...
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