Dedos y pies

Imprime esta entrada No me cansó de contemplar los plátanos. Los árboles. En invierno, sus ramas parecen tristes muñones retorcidos por el dolor. En primavera las hojas comienzan a asomar tímidamente. Casi diría que al árbol le cuesta parirlas. Tal vez sea así, ¿por qué no?, no vamos a ser nosotras las únicas... El verano los buscamos para escondernos del sol, a veces cruel. Me estoy yendo por las ramas del plátano. En realidad, lo que hoy quiero contar son, una vez más, las habilidades de mis enanos.
La enana lleva un artista dentro. Ella se resiste, vaguea y no le deja salir. Podría llegar a ser una pianista, podría cantar opera, podría ser bailaria. No le apetece. Demasiado esfuerzo. A lo mejor con el tiempo nos regala una novela. Ya comenzó una, Las aventuras de Dorita. Nunca sabremos el final. Dibujar no se le da mal y hace unos bouquets de flores silvestres realmente bonitos. El otro día se pintó las uñas. En el autobús. Unos pequeños retoques en casa aquí y allá... este es el resultado. Cuando me dicen que somos iguales, yo contesto que ella es la versión mejorada. Este es un claro ejemplo. Yo me pinto las uñas siempre transparentes, las manos enteras acaban barnizadas...

Los enanos, como no, estuvieron jugando al fútbol. ¿Alguien me puede explicar qué es lo que tiene este deporte de especial? Es una pelota y un montón de gente dándole con los pies. En fin, paciencia.

Aquí los tenemos luchando amistosamente por el esférico y "escuchando" del gran maestro una lección magistral.
Las fotos me salieron movidas. Pero, aún así, se aprecia la felicidad que este deporte les da.

Aquí tenemos a nº2 mariconeando, excusen mi lenguaje... Parece que el dedo roto ya no le molesta.
Nº 3 poniendo todo el alma en el disparo.