Mujeres

Imprime esta entrada Imágenes del espectáculo Mujeres, tomadas de la red.

Con esta actuación se cierra la temporada de baile de la ciudad, un año más.

Esta vez tocaba flamenco.

Comenzaré por lo que me gustó:

1. La música: dos guitarristas, un percusionista, dos cantaoes, una cantaora. Soberbios. La hora y media se me pasó en un suspiro, podría haberlos escuchado toda la noche. No existen palabras, hay que vivirlo.
2. El vestuario: ¡qué vestidos! A cual más bonito. Me dieron ganas de salir corriendo a comprarme uno y plantarme en El Rocío.
   
3. Los dos últimos números. Me hacen querer salirme por bulerías. Una pena que la academia de baile de la esquina haya quitado las sevillanas para ancianas. A estas alturas, ya me habría apuntado.

Desgraciadamente, sólo había bailaoras. Y es que a mí me encantan los bailaores. Son enormente atractivos y masculinos. Me gusta cuando bailan emparejados bailaoras y bailaores o unos contra otros. Cuando hay duelos a ver quién es más lo que sea. Cuando la pasión es tan grande que se desborda.

Yo debo haber nacido con cien años de atraso. A mí me sigue gustando más el flamenco clásico, clásico. Sin mezcla de jazz, ni blues, ni movimientos raros. Me gustan las manos y los brazos suaves, redondos, contínuos. Los de anoche eran agresivos, angulosos, discontínuos. Sí, yo comprendo que soy primitiva, que soy aburrida, que tal vez no tenga gusto y/o sensibilidad para la modernidad. También comprendo el ansia de innovar, de poner el sello personal en lo que hacemos, de ser originales; pero ¡qué penina! ¡Qué añoranza! Cuando estás ahí sentada, esperando algo sublime e inmejorable y te dan algo diferente, original. Debo ser yo, sin duda.