Un finde más

Imprime esta entrada Ayer parecía talmente que el diluvio universal hubiera comenzado de nuevo y hoy... ha salido el sol. Por lo menos la primera mitad del día.

Me he encontrado estos dos sujetos, "reparando" un reloj a la luz que mejor calienta, al sol.
Me da ternura verlos así. Casi unidos por la cabeza... Estos dos son una fuente sempiterna de estrés. Es el eterno ni contigo ni sin ti. Cuando están bien avenidos, miedo me da lo que puedan maquinar. Cuando están peleados es insoportable, son insoportables.

Al final, la lluvia hizo acto de presencia. El Centro es enorme y las actividades varias, pero era mucho más divertido meterse todos en el coche. Lo transformaron en una discoteca, creo. Lo que sucedió ahí dentro nunca llegaremos a saberlo. Quizá sea mejor así.
Por la tarde, fuimos a visitar a nuestra amiga D., que trabaja en chocolates V.
En Chocolates V. todo está muy rico. Una pequeña muestra de lo que merendamos:
Estas fieras corrupias son veloces como los coches deportivos: de muchos churros a cero churros en cero segundos.
Después de observar estas caras y gestos de puro placer, uno podría pensar ser digno de una sonrisa de agradecimiento de las fieras en cuestión. Pues no. Más bien todo lo contrario. Lo dicho, esta juventud no conoce el significado de la gratitud.

Aquí los tenemos conspirando. Los pobres piensan que así voy a dejar de disparar con mi cámara. ¡Ilusos!
Obsérvese la cara de verdadero y concentrado odio, si es que da hasta miedo!
Parece que, pasado un tiempo prudencial, el azúcar llegó a la corriente sanguínea de las fierecillas y se calmaron. Cuando los veo así juntos, los tres, pienso que tal vez y posiblemente por equivocación, estemos haciendo algo bien.
Nuestro tercer enano es el payasín de la familia. Tiene un total dominio de los músculos faciales, gran envidia de sus hermanos. Un demostración: