Después de desayunar abandonamos, con pesar, nuestro precioso barco. El pequeño crucero por el gran Nilo se había acabado. Ya no veríamos más las orillas del río desde la cubierta del barco, o desde el ventanal de nuestro camarote, mientras navegabamos; ya no comeríamos tan bien como se hacía en el comedor naútico, pero... había que seguir con el plan previsto y lo que todavía teníamos que conocer bien valia este obligatorio sacrificio.
En primer lugar fuimos a conocer la Gran Presa del Nilo o Presa Alta. Mientras íbamos hacia allí, nuestro guía Y., se mostró más locuaz que en anteriores ocasiones. Esta vez nos hizo un relato sobre la construcción de la Gran Presa.
Todos los egipcios, excepto los nubios, estan muy contentos y orgullosos con esta "faraónica" obra de los tiempos modernos. Y tienen motivos para ello.
Los ingleses habían construido una presa, llamada Presa Baja, que fue inaugurada en 1.902, que se había mostrado insuficiente para los fines deseados. En efecto, tanto las crecidas incontrolables del río, con la consiguiente perdida de cosechas, como las sequías asolaban el país. En el 1.952, Nasser, el nuevo dirigente del país, tras la Revolución que derrocó al rey Faruk, y proclamó la República, tomó la determinación de construir una gran presa para evitar esos males.
La financiación, que en un principio iba a correr a costa del propio Egipto con los ingresos que proporcionaba el canal de Suez, pronto se reveló imposible. Luego fueron los americanos los que iban a ayudar, pero con el viraje de Egipto hacia el socialismo, era la época de la Guerra Fría, se retiraron. El proyecto, al menos un tercio del coste, gran cantidad de técnicos y la maquinaria etc. fue pagado y proporcionado por la Unión Soviética, que tiene allí un monumento, bastante anodino por cierto, en nada comparable a las maravillas grandes y pequeñas que alberga el país. Fue empezada en 1.960 e inaugurada diez años después, en 1.970.
Sus dimensiones son enormes. Tiene 3.600 m de longitud, 1.000 m de anchura y para contener al gran río tuvieron que levantar una pared de piedra y arcilla de 111 m de altura. Son medidas a la altura de los faraones. La presa produjo un gigantesco embalse, llamado lago Nasser, que tiene una capacidad entre 150 y 165 km3 de agua.
Sus beneficios han sido considerables y los egipcios están contentos. Además del agua que proporciona el enorme embalse, también surte de electricidad a buena parte del país, y aún puede vender parte del sobrante al vecino Sudán. Pero también ha provocado desastres humanos, ecológicos y culturales.
La baja Nubia quedo inundada, muchos pueblos fueron sepultados por las aguas y la mayor parte de la población fue desplazada. Para las habitantes ribereños aumentaron las enfermedades derivadas del agua estancada, malaria y parásitos de un caracol.
Al llegar reducido el caudal del río al mar Mediterráneo, se ha producido una salinización del Delta, que ha acabado con la agricultura en la costa cercana a la desembocadura. También hay efectos desastrosos sobre el antiquísimo eco-sistema, flora y fauna. Nada de todo esto se tuvo en cuenta en el proyecto y en la construcción.
En cuanto a los monumentos, muchos importantes, iban a desaparecer bajo las aguas.
Entonces se monto una operación de rescate, patrocinada por la UNESCO, que localizo, excavo y desmontando piedra a piedra, salvo veinticuatro de estos monumentos. Otros cuatro fueron donados a los países que habían colaborado y quisieron llevárselos. En España, Madrid, hay un pequeño templo, mandado construir por Ptolomeo IV Filopator, el templo de Debod, dedicado al dios Amón.
Pero... volvamos a la Presa Alta.
Llegamos a la Presa en el pequeño bus, y allí estuvimos un buen rato, contemplando el enorme lago Nasser y en la lejanía uno de los templos salvado de las aguas, el templo de Kalabsha.
Este templo, el más grande de Nubia, fue mandado hacer por el emperador Augusto en honor del dios local Mandulis. Hoy día hay cruceros que llevan a los visitantes hasta allí.
Al cabo de un rato seguimos hacia el aeropuerto de Assuan, donde íbamos a coger el avión que nos llevaría a Abu Simbel. Otra de las maravillas de Egipto...
En primer lugar fuimos a conocer la Gran Presa del Nilo o Presa Alta. Mientras íbamos hacia allí, nuestro guía Y., se mostró más locuaz que en anteriores ocasiones. Esta vez nos hizo un relato sobre la construcción de la Gran Presa.
Todos los egipcios, excepto los nubios, estan muy contentos y orgullosos con esta "faraónica" obra de los tiempos modernos. Y tienen motivos para ello.
Los ingleses habían construido una presa, llamada Presa Baja, que fue inaugurada en 1.902, que se había mostrado insuficiente para los fines deseados. En efecto, tanto las crecidas incontrolables del río, con la consiguiente perdida de cosechas, como las sequías asolaban el país. En el 1.952, Nasser, el nuevo dirigente del país, tras la Revolución que derrocó al rey Faruk, y proclamó la República, tomó la determinación de construir una gran presa para evitar esos males.
La financiación, que en un principio iba a correr a costa del propio Egipto con los ingresos que proporcionaba el canal de Suez, pronto se reveló imposible. Luego fueron los americanos los que iban a ayudar, pero con el viraje de Egipto hacia el socialismo, era la época de la Guerra Fría, se retiraron. El proyecto, al menos un tercio del coste, gran cantidad de técnicos y la maquinaria etc. fue pagado y proporcionado por la Unión Soviética, que tiene allí un monumento, bastante anodino por cierto, en nada comparable a las maravillas grandes y pequeñas que alberga el país. Fue empezada en 1.960 e inaugurada diez años después, en 1.970.
Sus dimensiones son enormes. Tiene 3.600 m de longitud, 1.000 m de anchura y para contener al gran río tuvieron que levantar una pared de piedra y arcilla de 111 m de altura. Son medidas a la altura de los faraones. La presa produjo un gigantesco embalse, llamado lago Nasser, que tiene una capacidad entre 150 y 165 km3 de agua.
Sus beneficios han sido considerables y los egipcios están contentos. Además del agua que proporciona el enorme embalse, también surte de electricidad a buena parte del país, y aún puede vender parte del sobrante al vecino Sudán. Pero también ha provocado desastres humanos, ecológicos y culturales.
La baja Nubia quedo inundada, muchos pueblos fueron sepultados por las aguas y la mayor parte de la población fue desplazada. Para las habitantes ribereños aumentaron las enfermedades derivadas del agua estancada, malaria y parásitos de un caracol.
Al llegar reducido el caudal del río al mar Mediterráneo, se ha producido una salinización del Delta, que ha acabado con la agricultura en la costa cercana a la desembocadura. También hay efectos desastrosos sobre el antiquísimo eco-sistema, flora y fauna. Nada de todo esto se tuvo en cuenta en el proyecto y en la construcción.
En cuanto a los monumentos, muchos importantes, iban a desaparecer bajo las aguas.
Entonces se monto una operación de rescate, patrocinada por la UNESCO, que localizo, excavo y desmontando piedra a piedra, salvo veinticuatro de estos monumentos. Otros cuatro fueron donados a los países que habían colaborado y quisieron llevárselos. En España, Madrid, hay un pequeño templo, mandado construir por Ptolomeo IV Filopator, el templo de Debod, dedicado al dios Amón.
Pero... volvamos a la Presa Alta.
Llegamos a la Presa en el pequeño bus, y allí estuvimos un buen rato, contemplando el enorme lago Nasser y en la lejanía uno de los templos salvado de las aguas, el templo de Kalabsha.
Este templo, el más grande de Nubia, fue mandado hacer por el emperador Augusto en honor del dios local Mandulis. Hoy día hay cruceros que llevan a los visitantes hasta allí.
Al cabo de un rato seguimos hacia el aeropuerto de Assuan, donde íbamos a coger el avión que nos llevaría a Abu Simbel. Otra de las maravillas de Egipto...