- ausencia de hombres en casa
- no aguantaba más mi aspecto
Resumen de la semana:
Día uno: ¿quién dijo miedo? Ni siento ni padezco, no hay hambre, ni frío, ni desesperación. Esto está hecho. Soy una diosa.
Día dos: tanta piña me ha hecho heridas en las comisuras de los labios. Habrá que comerla a lo fino, con cuchillo y tenedor (en vez de con los dedos). Mejor, así me durará más.
Día tres: visita al gremio de artesanos confiteros. Esto es sufrir y lo demás son cuentos. Aquí huele que alimenta. Renuncio a probar la cobertura, rechazo el chocolate caliente...sin embargo caigo ante el envite final: me como un tercio de bollo. Primer tropiezo. Tengo miedo a engordar cinco quilos de golpe, el texto de estas dietas es como un oráculo que si no cumples al pie de la letra se vuelve contra ti.
Día cuatro: mi mejor mitad vuelve de los United. Dialogo:
- ¡qué bien tienes la piel! ¿Te has hecho algo?
- no comer.
Hoy he hecho un bizcocho. No lo resisto. Lo pruebo. Está claro que el hombre es el único animal que tropieza dos (o múltiplo de dos) veces con la misma piedra, vale con el mismo bizcocho.
Día cinco: los enanos vuelven de la semana blanca. Para celebrarlo me zampo medio sándwich que traían en la mochila. Vaya, otro día con tropiezo. Por otro lado, comienzo a tener alucinaciones. Veo desfilar ante mis ojos cerrados todo tipo de manjares...menos piña, eso no me lo tengo que imaginar...
Día seis: último día. La piña me rodea, como piña, bebo piña, sudo piña, exhalo piña, vivo piña: soy piña. Ahora sí, tengo que aguantar todo el día sin caer. Mentira. Sustituyo las cuatro rodajas finales de piña por una deliciosa barrita energética casera (la semana que viene, receta).
Conclusión: he conseguido sobrevivir a base de saltarme sistemáticamente la dieta.
No puedo precisar los quilos que he dejado por el camino. No me peso desde hace unos cuatro años. Por salud mental prefiero guiarme por el volumen. Pero os puedo anunciar la buena nueva de tres cm. menos en la cintura, uno en la cadera, otro en los muslos (ahí no me sobra, voy a parecer una cigüeña, pero esto es otra historia).
Os diréis, pobre Conguito, está loca de remate. Y yo os contesto, puede que sí. Pero es que no tengo paciencia. Necesitaba un portazo, un revulsivo, un hasta aquí hemos llegado señores quilos ¡fuera! Ahora que mi estómago es del tamaño de una pelota de pin-pon, será cuestión de seguir. Esta vez con un método más sensato: comiendo con la cabeza, en vez de con el estómago. ¿Me explico?
¿Qué hay de vosotros? ¿Cuál es vuestra estrategia para cambiar el rumbo de las cosas (quien dice quilos dice cualquier otro tema)?
*Si a alguien le interesa la versión de la dieta que seguí (teóricamente y con tropiezos) se la mando.
6 comentarios:
martes, 16 marzo, 2010
Yo jamas he hecho dieta.
Ejercicio moderado, hacer 3 comidas y entre ellas beber liquido. Aparte de eso, entre comidas, no comerse ni medio caramelo ni nada de nada.
Solo vale todo cuando te vas a un cumple o un matrimonio, pero despues de eso, si no siguo con la misma rutina es un pecado.
Conclusion,soy flaca pero con coniencia de gorda ja ja.
Besos.
martes, 16 marzo, 2010
¡Ay, qué envidia, Lunatica! ¡Qué te salga naturalmente hacer lo correcto!Yo no tengo disciplina ni fuerza de voluntad, sólo por momentos.
Ahora estoy intentando hacer lo que tú haces siempre. A ver cuánto tiempo aguanto.
Besos
jueves, 18 marzo, 2010
Congui, empiezo mañana la de la patata, creo que no voy a sobrevivir... si dentro de 9 días estoy aún aquí os contaré los milagros.
jueves, 18 marzo, 2010
¡Tas lloca, fia! ¡nueve días a patata! yo medio aguanté seis, sin familia prácticamente y comiendo piña, que está muy rica.
¡Ánimo!...y besos
jueves, 18 marzo, 2010
Es horriible. Me la pone la fisio en combinación con un naturòpata. Es para el hígado que lo tengo inflamado.
Son 9 días tomando patata licuada en ayunas, y no puedo tomar proteína, ni harinas,hidratos de carbono, ni dulces en 15 días, sólo verduras, frutas, frutos secos, legumbres, pan integral y una mezcla de infusiones.Ya lo intenté una vez, y no puedo con la patata me da unas arcadas que me muero... en fin, volveré a intentarlo. Todo sea por limpiar el organismo de toxinas y dejar el hígado nuevo.
jueves, 18 marzo, 2010
Esa naturópata es una psicópata, más bien...
Vamos a mirarlo por el lado bueno, hay bastante variedad. Un poco de perspectiva tampoco hace mal: qué son nueve días en toda una vida?
Ánimo
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